En esta entrada voy a resumir el directo Cine, creadoras y visibilidad (mediática) a la que me invitó Escuela Periféricas el 1 de mayo de 2020 y conducido por la periodista Carmen V. Valiña. He decidido titularlo sin la palabra cine porque creo que es perfectamente aplicable a las creadoras en general, aunque me base en mi experiencia como cineasta y periodista.

En varias ocasiones, han valorado mi capacidad para visibilizar mi trabajo, aún por encima de mis propias obras, cuestión que también quiero reivindicar y por eso he querido compartirlo con el resto: quiero que se valore mi trabajo como cineasta que es al que le dedico más tiempo, más conocimientos y, por tanto, en donde tengo más talento.
Para elaborar esta publicación he tenido en cuenta de lo que más se aprende, de los errores y mis propias inseguridades. He desarrollado 10 puntos importantes tomando como punto de partida lo particular, es decir, la imagen que tenemos de nosotras mismas, hasta lo general, que se podría considerar la visibilidad ante el resto y la mediática.
1. Valorarse, pero siendo objetivas
Al ser socializadas como mujeres nos infravaloramos desde pequeñas. Existen estudios que así lo demuestran. Aún así, considero que no hace falta investigaciones para ver en el día a día que es algo bastante común. Muchas mujeres me han trasladado su miedo de exponer(se) sus obras, dejando muchas de ellas en un cajón. Yo, que peco de gran perfeccionismo, he tenido que trabajar durante años el hecho de exponerme públicamente. La razón es porque, además, soy la persona más crítica conmigo misma. Soy una máquina preparada para buscar el error. Aquí van unos cuantos trucos:
- Hay que valorarse desde la objetividad. Por ejemplo, si llevo más de 20 años editando y es una de mis pasiones, no puedo infravalorarme o dudar de mis conocimientos sobre la materia, a la que le he dedicado muchas horas de mi vida. Conocerse a una misma de esta forma ayuda a valorarnos. Es un paso básico, pero quizás es el más difícil y el que más nos perjudica. En mi caso me ayudó tender a la excelencia, es decir, valorar que lo que hago, con el tiempo y recursos que tengo, soy consciente de que a veces el resultado es prácticamente un milagro.
- Otra cuestión es el ego, que muchas veces hace que miremos para nuestro ombligo demasiado mientras el resto ni siquiera nos está mirando. Esto es, en parte, porque la imagen física que se nos exige a las mujeres hace que exponernos en radio, fotografías o vídeos nos paralice (por vergüenza o pánico a ser juzgadas) muchas veces. Un truco es pensar que la forma en la que nos oyen o ve el resto es siempre igual, es decir, es como cuando escuchamos nuestra voz grabada, nos suena rara porque estamos acostumbradas a escucharnos desde dentro pero, en realidad, solamente es rara para nosotras. Lo mismo con nuestra imagen.
- Sobre la exposición pública. Una forma de lidiar contra este miedo es ser conscientes de una dolorosa realidad y, no es más que, saber que las probabilidades de que alguien se acerque a nuestro trabajo es mínimo. A veces, por muy público que esté, ni llega a la atención de nadie. Recordemos que las cosas que hacen las mujeres (y otros colectivos discriminados) siempre se han menospreciado. Es cultural. Usemos ese hándicap para luchar contra el miedo a exponernos.
- Los errores, muchas veces, solamente los vemos nosotras. Es decir, las obras las hacemos, pensamos, repensamos, mejoramos, etc. es normal que veamos errores, aunque muchos se escapan de nuestro control, tenemos que tener muy claro que en numerosas ocasiones solamente los vemos nosotras, el público igual ni lo nota y, los y las compañeras de profesión, aunque puedan verlo si tienen muy buen ojo u oído, pueden ser más o menos empáticos/as, porque saben el esfuerzo que conlleva y que ellos/as tampoco son perfectos/as.
- Sin acritud y basándome en mi experiencia, quiero comentar que también he visto que, por educación, algunas personas socializadas como hombres tienden a sobrevalorarse y, más que talento, a veces solamente venden humo. Creo que es importante comentarlo porque, solo con objetividad, podremos valorar el trabajo de todas las personas desde la igualdad sin caer en privilegios, prejuicios y/o estereotipos.
2. Dar a conocer tu trabajo no es spam
A veces, tendemos a pensar que podemos molestar por comentar o publicar que tenemos una creación propia. En este supuesto tenemos que diferenciar dos cuestiones. Por un lado, lo que no se visibiliza no existe. Si tienes un libro y no sé que lo tienes, en mi realidad no existe el libro. Por otro lado, una vez lo damos a conocer, ya dejamos que la gente elija si lo quiere leer o no. Dejemos que sea el público quien decida.
Con todo esto, una cosa es darlo a conocer y otra muy diferente es pasarse de insistente. Puedes dar a conocer la obra y hacer algún recordatorio puntual.
3. La visibilización es un trabajo en sí mismo
Paradójicamente, he percibido que la gente piensa que me encanta visibilizar mi trabajo. Todo lo contrario, durante años he sufrido gran ansiedad con este tema. Las fases de difundir, promocionar y distribuir mis obras son las que más he odiado. Supongo que es algo que se me ha dado relativamente bien, por mi formación y conocimientos. Sin embargo, todos los trabajos tienen su parte buena y mala. La mía es esta. Con los años estoy empezando a disfrutarla, pero me cuesta mucho tiempo y esfuerzo y, generalmente, no tengo presupuesto para poder externalizalo y que lo hagan terceras personas por mí.
4. La nota de prensa como herramienta básica
La nota de prensa en un herramienta muy útil para dar a conocer tu trabajo, pero también es importante para que establezcas cuáles son los objetivos y los puntos interesantes de tu producción. Es el primer acercamiento que los y las periodistas tienen a tu trabajo si no pueden ver o escuchar la obra, porque también son víctimas de la actualidad y de unos horarios, entre otras cuestiones laborales. La nota de prensa ayuda a conceptualizar la obra.
La información que tenga la nota es la que tiene más posibilidades de ser útil. No pongas información que no sea relevante. Destaca en ella lo que te gustasen que dijesen de la obra, porque al final, tú eres quien mejor la conoces. En internet hay muchas guías para aprender a hacerlas.
5. Tú eres la marca corporativa, tu careto es tu logo
Para nuestra suerte o desgracia, generalmente, cuando eres una creadora es nuestra personalidad y nuestro físico la «imagen corporativa». Y, en relación a la nota de prensa, debemos de acompañarla de alguna imagen. Elige bien las fotografías que usas. Si mandas una seguramente usen esa. Si no tienen otras, te pedirán más si no les convence. Sin embargo, si mandas tres y dejas elegir, atente a las consecuencias, porque pueden elegir la que menos te guste. Aunque también recuerda lo que comentaba con anterioridad sobre el ego, a lo mejor la que elige el o la periodista es mucho mejor que tu fotografía favorita.
Personalmente, sé que mi imagen vende mejor que mis obras. Es frustrante que se valore más mi careto, por ejemplo, que mi trabajo, puesto que el físico que tengo es mérito de la genética y, mi trabajo, es al que le he dedicado mucho sacrificio. Para darle la vuelta, siempre puedo verlo de forma positiva e, incluso usarlo a mi favor, utilizar una imagen para ayudar a visibizar mi trabajo.
6. La lógica de los eventos
Si vas a hacer una presentación, estrenar, poner a la venta o cualquier otro evento relativo a tu obra, usa la lógica para llevarlo a cabo. Por ejemplo, si tu público es de un determinado territorio no publiques en tus redes a la hora en la que la mayoría de la población está durmiendo. Lo mismo ocurre si organizas un estreno, por ejemplo, no se te ocurriría hacerlo el día de Nochebuena porque sabes a ciencia cierta que, probablemente, ni tú vas a poder asistir por ser el día que es.
7. Es imposible «adivinar» el tipo de entrevistas
Pongamos por caso que te surge una entrevista, ya porque has mandado una nota de prensa, ya porque los has publicado en tus redes y alguien quiere hacerte unas preguntas sobre el tema. Es muy difícil saber qué, cómo y cuánto te van a preguntar. Yo me suelo preparar las entrevistas, pero aún así me he encontrado incómoda algunas veces. Las entrevistas, como todo, pueden ser más o menos patriarcales, eso por un lado. Por otro, no es lo mismo que te manden un cuestionario escrito para prensa, que salir en radio, donde no es lo mismo tampoco que sea por teléfono o presencialmente. La presión puede variar si el medio tiene más o menos público, sin embargo, a día de hoy, las redes sociales hacen que una entrevista de un humilde blog pueda llegar a mucha gente y, por tanto, son todas importantes. Nunca subestimes el trabajo del o la entrevistadora.
8. Empatía «real» con el o la periodista
Son personas igual que nosotras, con sus propias virtudes, defectos y problemas. Las relaciones que se establecen son idénticas que las que establecemos en nuestra vida diaria. Hay periodistas de todo tipo, con más o menos ética, y conectaremos como con cualquier otra persona. Hay profesionales que se han convertido en buenas amistades y hay otras personas que me lo han hecho pasar mal o se han aprovechado de mí por ambición, incluso. Son gajes de la vida misma.
Hay veces que leemos una entrevista que nos habían hecho antes durante una conversación in situ, por poner un ejemplo, y consideramos que hay algo que no es del todo cierto, o que suena distinto a cómo lo expresaríamos. Es lo más normal del mundo. En estos casos, saber cómo somos y que la gente que nos quiere sabe cómo son las cosas es la forma de ayudar a gestionarlo. Tener empatía real con la persona que nos entrevista es importante, hay que entender que son personas y que su profesión tiene unas características que ni ellos/as mismos/as pueden controlar, como puede ser el tiempo que tienen para poder hacerla lo mejor posible.
Las mejores relaciones son las simbióticas, donde ambas partes se ayudan y aportan entre ellas, esa es la relación justa con perdiodistas y con las personas en general.
9. Somos mujeres: pasito a pasito
Todo suma. Todo. Desgracidamente, el trabajo de las mujeres se ha invisibilizado durante milenios, se ha subestimado e infravalorado. Todo lo poco que vayamos visibilizando es un gran paso.
En mi caso, con ética y muy lentamente, considero que, aunque con lentitud, doy pequeños pasos pero muy robustos.
Hace poco que he conseguido valorar mi propio trabajo y, sobre todo a transmitirlo, por eso es ahora que empiezo a notar que el resto también lo empieza a valorar. Si nadie va a preguntar o a analizar que mi trabajo como cineasta tiene estas u otras características porque soy una mujer, cuestión que no le ocurre a los hombres, pues ya me encargo yo misma de hacerlo. No tengo problema.
Empezad a visibilizar vuestros trabajos, compartiendo con vuestras amistades, enviando notas de prensa o publicando en vuestras redes sociales, porque al principio igual ni lo coseguís pese al esfuerzo, pero estaréis cogiendo experiencia y, si perseveráis, más pronto que tarde, tendremos el espacio que nos pertenece y que se nos ha negado históricamente.
10. Reivindicar, por ti y por todas tus compañeras
Yo era de las que estaba calladita, pero ahora soy consciente de que mi voz es la de una mujer como muchas otras. Cuando yo visibilizo mi trabajo, también estoy visibilizando el trabajo de una mujer. Algo que es muy importante para luchar contra nuestra discriminación (o cualquier otra), por eso, me obligo a tener presencia y a hablar si estoy rodeada de hombres (o personas) que no me escuchan y es algo de lo que entiendo. Exijo que se escuche la voz de mi colectivo, ya no lo hago por mí misma. Creo que es una razón importante y suficiente para reivindicar y visibilizar nuestro trabajo y no tener miedo a nada ni nadie. Por mí y por todas mis compañeras.
Graciñas por leerme.