ANTES DEL VIAJE AL CONGO
En esta primera parte, cuento los pasos previos al viaje a la República Democrática del Congo. La documentación necesaria, lo imprescindible para llevar en la maleta, consejos para evitar los preceptos europeos y un listado de material audiovisual básico.

1. Documentación para viajar al Congo
Para poder entrar en la República Democrática del Congo (RDC) se necesita, sí o sí, la siguiente documentación:
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Visado. Para conseguirlo necesitas reservas de vuelos y otras informaciones. Se necesita tiempo para conseguirlo. Actualmente (2015) no hay “visado exprés” para la República Democrática del Congo.
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Cartilla de vacunación. La vacuna contra la Fiebre Amarilla es obligatoria. Yo también me puse la de la Hepatitis A, Tifoidea, Cólera, un recuerdo de la del Tétanos. Tuve algunos efectos secundarios, dolores de cabeza y demás, pero como decimos en mi tierra «éche o que hai» (es lo que hay). Además, una vez que te vacunas, ya da lo mismo y te vacunas las veces que haga falta. Así, que además, opté por tomarme el Malarone para la Malaria porque no eran muchos días. No me sentó mal a corto plazo, al revés, no me daba sueño pero cuando dormía lo hacía muy profundamente. Otra cosa es lo que pudo hacerle a mí hígado…
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Pasaporte con vigencia de al menos 6 meses.
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En nuestro caso, íbamos por tema de negocios a captar recursos audiovisuales (imágenes) y las gestiones se realizaron por muchos frentes. En nuestro caso, también se gestionaron el Permiso de Grabación, que lo otorga el Ministerio de Comunicación y de Medios y el tema de la seguridad. Algo muy tedioso, pero quizás, lo más importante a la hora de grabar en este país.
Es aconsejable llevar fotocopias de todo e, incluso, fotografías de los documentos en el teléfono móvil. Más vale prevenir. Nos registramos en el Ministerio de Asuntos Exteriores para dejar constancia de nuestro viaje y para dejar contactos por si sucediese algo. Aunque queríamos compulsar el pasaporte en la Embajada de España en RDC, de forma que tu pasaporte queda guardado y solamente llevas unas fotocopias compulsadas y oficiales, descartamos llevar a cabo la gestión porque nuestros horarios incluían fines de semana y no eran compatibles con la Embajada de España.
Además, teníamos seguro sanitario realizado por la empresa y yo me había preparado información útil impresa, como mapas de la ciudad y el país, listados de hospitales y del trabajo que teníamos que llevar a cabo, teléfonos importantes, como el de emergencia consular de la Embajada, etc. También llevábamos un rastreador satélite, para ir marcando coordenadas y para poder enviar mensajes de ayuda o de socorro. En Madrid clavó las coordenadas, en el Congo los satélites debían de quedar muy lejos… Siempre pensé que nos lo dieron como placebo para nuestra tranquilidad.

2. Asimilar el viaje
No había pisado África en mi vida. En algún momento barajé visitar países como Marruecos o Egipto, pero los viajes nunca llegaron a fraguar. Así que, cuando de repente te dicen en el proyecto en el que estás trabajando que «a lo mejor hay que ir al Congo», recuerdas una curiosa anécdota. Hace unos cuantos años, aunque no suelo ver la televisión vi un telediario donde hablaban del Congo. Y me di cuenta que lo poco que sabía del Congo era de ver la película «The Africa Queen» (La Reina de África) de John Hudson y lo que me decían los telediarios. Las únicas veces que hablaban del Congo se resumía en lo que yo denomino la «muerte y destrucción» de los telediarios. «Muerte y destrucción» es el bloque que va desde que empieza el telediario hasta casi la finalización del mismo. El caso es que recuerdo pronunciar en alto la frase: «No voy al Congo ni harta de vino». De aquel refrán al de «no digas de este agua no beberé» pone, muchos años después, el broche final a a la anécdota.
Es así la ignorancia, que el desconocimiento se apodera de ti y experimentas miedo a lo desconocido. No tienes ni idea del Congo y por lo poco que empiezas a leer, te acojonas literalmente. No es un país turístico, el Ministerio de Asuntos Exteriores del Estado Español desaconseja visitar este país, que no hay zona considerada segura. Empezamos bien.
Sigues leyendo, cada vez más. En unos días, sabes más de este país que otros que tienes al lado. Tienes una amiga que tiene más mundo que tú y entiende de antropología. Me aconseja leer el libro «El antropógolo inocente» de Nigel Barley para ayudarme a posicionarme entre los preceptos europeos y los africanos. Me ayudó bastante, la pena fue no disponer de algún tiempo más para aprender algo de francés, más allá de dos palabras. Sí, es cierto, también conocía la famosa frase «Voulez-vous coucher avec moi ce soir?», que es una invitación a mantener relaciones sexuales, pero no veía prudente ir diciendo eso por ahí. La que me me llevaba preparada era “Je ne parle pas français” (No hablo francés), que siempre la decía mal, lo que le daba valor añadido a la frase.
Nuestro viaje exigía unos mínimos de seguridad, principalmente porque nuestro cometido allí era registrar imágenes y, rodar en ciertos lugares, es considerada una de profesión de riesgo. Algo que pudimos comprobar en nuestras propias carnes en varias situaciones. Pero nada que no se pudiese solucionar, afortunadamente, porque no íbamos a zonas conflictivas del país.
Quizás lo que más ayudó a evitar el choque cultural fue aprender lo siguiente antes de partir de viaje:
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El tiempo y el espacio en África se dilatan. Nunca te creas un «ahora» de un congoleño. A la hora de tener luz para grabar, esto es muy importante.
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Comprar algo allí será carísimo y te ocupará mucho tiempo, lo menos que puedas comprar allí mejor.
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En África, los favores y/o gestiones se cobran al momento y con dinero. Las famosas «mordidas». Nada de favores a la europea, donde hago esto para que tú luego me devuelvas un favor en el futuro. Aquí se va de frente. Por lo que es necesario tenerlo en cuenta a la hora de elaborar el presupuesto.
Tengo que decir que el choque cultural lo tuve cuando regresamos a Europa y no al llegar a Kinshasa, una megaciudad y la capital de la República Democrática del Congo. Obviamente, vi muchas cosas que no sueles ver, pero tanto había asimilado la información, que cuando me preguntaban que era lo que más me sorprendía de lo que estaba viviendo, no tenía nada que aportar. Todo me parecía normal para el contexto en el que vive este país. Que no hay electricidad y se cocina con carbón vegetal, pues normal. Que van cuatro en una moto, pues normal. Que es uno de los países naturales más ricos del mundo pero, paradójicamente, es uno de los más pobres económicamente… pues normal. Así que me llamaba la atención cualquier cosa que me llamaría la atención aquí: un gatito, árboles y flores coloridas, un atardecer. Esos pequeños placeres de la vida.

3. La maleta al Congo
No tengo mucho mundo a mis espaldas pero sí muchos kilómetros. Suelo terminar de recoger una maleta cuando estoy preparando una nueva. Y, generalmente, suelo hacer la maleta el día antes. Sin duda, la maleta al Congo, ha sido la mejor planificada de mi historia viajera. Paradójicamente, también fue la más ligera de esta historia.
Después de investigar la indumentaria necesaria, teniendo en cuenta que nuestro equipo iba en el mes más húmedo de la época de lluvias, noviembre y, después de estar allí in situ, lo aconsejable es:
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Ropa clara y de manga larga para evitar las picaduras de mosquito. Lo más fresca y fina posible, ya que las temperaturas oscilaban entre los 26º y 30º. Tampoco pasaba nada si usas camisetas de manga corta, aunque a partir del atardecer era preferible cubrirse al máximo.
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Prendas y accesorios para protegerse del sol. Pañuelos o viseras y gafas de sol. Pega mucho el «lorenzo» y hay mucha claridad. Si vas a grabar no las usarás pero en otros momentos las agradecerás.
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Botas altas. Preferiblemente los pantalones dentro de las botas. Yo lo recomiendo, aunque te acaben diciendo que pareces una militar.
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Riñonera o el chaleco de mil bolsillos. Preferiblemente riñonera, hace mucho calor como para llevar un chaleco y una camiseta o camisa.
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Mosquitera. Aunque vayas a un hotel decente, nada te asegura de que tengas mosquitera en tu habitación. Agradecerás llevarla aunque después no sepas cómo colgarla. Tu éxito dependerá de lo «manitas» que seas. Todo el tema de mosquitos es por evitar enfermedades, no por ser urbanita.
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Chubasquero o ropa impermeable. No es imprescindible. Aún en épocas de lluvias, no llovió mucho. Si llovía, llovía con bastantes ganas, pero si te mojas la temperatura de allí siempre ayuda.
Otras cosas importantes que debería llevar tu maleta son:
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Repelente de mosquitos extra-fuerte. Veneno para los mosquitos y, supongo, que para nuestra piel, parece que te la quema. Pero siendo pocos días, mejor prevenir que lamentar. Cuidado con los mosquitos, sobre todo, desde el atardecer al amanecer.
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Crema de sol. Ya dije que el sol quema. Primero te tienes que echar la crema y, cuando se haya absorbido, una media hora después te echas el repelente de mosquitos.
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Jabón multiusos. No es seguro que tengas champú o gel en tu habitación de hotel.
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Medicamentos necesarios y básicos para las patologías más comunes. Yo parecía un hospital andante. Tenía desde antibióticos o gasas hasta pastillas potabilizadoras de agua. Apenas usé dos pastillas antinflamatorias por dolor común.
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Gel hidroalcóholico. Muy útil. Llevar toallitas y demás tampoco sobra, pero el gel es muy útil por si no tienes acceso a agua.
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Suero para la deshidratación. Al sudar mucho si te pilla un poco débil es bueno tener una solución alcalina a mano. Yo llevaba un preparado, pero también llevé bicarbonato por si necesitábamos hacer una solución para posibles deshidrataciones. Una persona con la que íbamos sufrió una.
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Bolsas para congelar. Ayudan a clasificar los enseres, ahorrar espacio y evitan que entre agua si te pilla una tormenta tropical.
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Cosas mínimas que no ocupan mucho y rinden servicio como imperdibles (me sirvió para colocar la mosquitera), bridas, clips, etc. Y, cinta americana, tampoco sobra. Eso sí, las cintas (americana, de carrocero, etc.) o van facturadas o te las quitan.
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Para las mujeres y, sobre todo en edad menstrual, aconsejo llevar un dispositivo urinario femenino. Vamos, una cosa con la que puedes mear de pie. A mí me regalaron uno de la marca GoGirl. Aconsejo probarlo antes de partir de viaje, si no tontería porque no lo vas a usar. Si lo combinas con la copa menstrual, puedes orinar sin necesidad de cambiar la copa. Así, que bien usados, me parece la mejor combinación por comodidad. Aunque yo no llegué a probarlos juntos, la vida me puso una letrina cerca en los momentos adecuados.
E, información útil, como:
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Wifi para comunicarte. Es obvio, pero RDC no entiende de “Roaming”. Suele funcionar medianamente bien a la madrugada para funciones básicas. La República Democrática del Congo tiene el mismo uso horario siempre. Así que solamente tenemos una diferencia de una hora durante el huso estival.
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La moneda es el Franco Congoleño y el Dólar americano. 1.000 Francos congoleños equivalen a un dólar americano aproximadamente.
En resumen, a nivel físico y, sobre todo cuando grabas en el Congo, sudar es una constante, pero el resto está igual, así que brillamos gracias al sudor y siempre teníamos las camisetas empapadas. APor lo que te comunico que, posiblemente, vas a tener que hacer la colada en algún momento.
Yo, a parte de mi ropa de guiri-aventurera, tuve que llevar algo más decente por consejo laboral. No sé si conseguí ir decente, la verdad.

4. Material audiovisual
En cuanto al material para grabar, depende de las necesidades de cada trabajo. En nuestro caso el equipo que viajaba desde Madrid se componía de tres personas, Gabriel Eiroa como piloto de dron y Angélica Dufaux y servidora para la captación de imágenes a ras del suelo. En el terreno teníamos varias personas de apoyo: una persona de enlace con RDC; un productor sobre el terreno; un chófer; un agente de seguridad con su kalashnikov y; un par de agentes de la Agencia Nacional de Seguridad, que no sé si estaban más por nuestra seguridad y protección o por controlarnos. Supongo que ambas. Ellos decían cuando no podíamos grabar si nos encontrábamos cerca de algún edificio estratégico o posiciones militares.
Por lo tanto, lo indispensable para grabar imágenes en el Congo e, intentando ser personas lo más prácticas posibles, sería lo siguiente:
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Cámara/s, ojetivos y filtros a considerar. Aunque en África la prisa no existe, la paciencia sí y tienen poca. Cuando estás grabando tienen muy poca así que te metes prisa. Hay que elegir bien la/s cámara/s en función si vas a grabar vídeo y/o foto. Hay que ser muy rápidos/as porque tienes muy poco tiempo para grabar.
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Tarjetas de memoria y tarjetero.
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Baterías suficientes para tener bastante autonomía y no depender de la electricidad.
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Cargadores varios.
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Pilas AAA y AA.
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Ordenador portátil para la transferencia de archivos y copiados de seguridad.
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Discos duros para hacer varias copias de seguidad.
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Grabadora y micrófono/s.
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Walkies Talkies. Llevábamos cuatro con un alcance de 10 km. Una de las mejores cosas que puedes tener en un país como este. Fue básico para nuestra comunicación.
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Trípode. Sería aconsejable utilizarlo, pero la mayoría de veces no tienes el tiempo o el espacio para usarlo. Si lo usas para entrevistas, tener una tablet como monitor es cómodo y no ocupa mucho.
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Antorcha ligera y soporte.
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Cables. No hay cosa que duela más que olvidarse de un cable concreto.
- Maletas estancas para llevar el material.
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Dron Phantom. Aunque no es un elemento imprescindible, creo que en una grabación de este calibre donde la libertad para grabar está limitada, tener permisos para usar un dron puede ser todo ventajas a la hora de conseguir imágenes, ya solamente por el diámetro que tienen de autonomía y la estabilidad que tienen. El inconveniente reside en las baterías, ya que tienen que viajar con el piloto dentro del equipaje de mano y preparadas de una forma determinada porque pueden llegar a arder, por lo que el piloto tiene que llevarlas siempre consigo en cabina. Pasarlas por el control de seguridad de los aeropuertos es uno de los peores males que le pueden pasar a un piloto de dron y, más si vas a un país donde no existen los drones.
- Rodillera/s. Opcionales, pero muy útiles para arrodillarte en ciertos sitios y buscar ciertos tiros de cámara para no acabar con las rodillas destrozadas.
Además de lo imprescindible, también llevamos cámaras deportivas o de acción y soportes varios. No llevábamos nunca todo el material durante los días de rodaje, íbamos en todoterreno y, aunque en África donde cogen 2 cogen 20, el material no es tan maleable como el cuerpo humano.
Por lo que vi en varias compañías aéreas, cada persona puede transportar dos maletas de mano que no pasen de unos 10-12 kg. Y dos maletas de 23 kg. El sobrepeso está limitado a 32 kg. por ley. En nuestro caso, una de la maleta de mano era para material básico (cámaras, tarjetas, discos duros, baterías y portátil) y una de las maletas facturadas era para el resto de material, menos frágil y menos imprescindible.
En la capital de RDC, Kinshasa, el voltaje común es de 220 V y la frecuencia es 50 Hz. Las clavijas y enchufes son del tipo C / D / E. Ojo, que nos tocó de las de tipo E, y no pudimos enchufar todo, por ejemplo, los ladrones que llevábamos. Afortunadamente, en las habitaciones de nuestro hotel había 4 enchufes y no nos supuso mayor problema.
En la segunda entrega, «La Directora de Cine en el Congo (II)«, hablo sobre el miedo europeo, cómo romper el hielo con los congoleños, sobre gastronomía y otras costumbres; y aporto algunos consejos a tener en cuenta si tienes que ir a grabar a algún país de estas características.
Un comentario en “La Directora de Cine en el Congo (I)”