III. Un documental en la era de internet | Amar en Libertad

Cuando me decidí a autoproducir este proyecto, mi intención era puramente altruista, es decir, quería subirlo libremente a la red para disfrute del público. Sin embargo, durante los dos años que llevó su realización, tuve que enfrentarme a ciertas cuestiones éticas que me hicieron reflexionar mucho sobre el modelo de distribución cinematográfico actual.

Varias personas del mundo audiovisual rechazaban la idea de que subiera el documental libremente a la red, ya que sería tirar piedras contra nuestro propio tejado: a pesar del ingente consumo audiovisual y el dinero que mueve, sigue habiendo mucha precariedad, personas a las que no se nos valora económicamente el trabajo y que no podemos vivir de ello. Por lo menos, había que intentar cubrir los gastos. Recordé que lo mismo habíamos comentado, Sara Moreno y yo, cuando nos planteamos realizar una segunda parte de su documental Enséñame, pero bonito, el trabajo en el que se inspira Amar en Libertad. Si lo hacíamos teníamos que cobrar en condiciones, había que valorarlo económicamente. Moreno se mudó a otro país y no tuvimos ocasión para poner en práctica nuestros propósitos.

Por otro lado, aunque no había descartado presentarlo a festivales, tenía claro que no me apetecía perder mi tiempo y dinero una vez más en ellos, porque cuando haces un proyecto independiente, si no tienes privilegios, contactos y/o apoyo económico tu presencia en festivales no se limita a la calidad del trabajo, sino que depende mucho de la suerte. Esto que relato no es nada nuevo y todo el mundo de la industria o del cine independiente sabe cómo funciona el cotarro. De esta forma se me presentaba un nuevo dilema. Aunque tenía experiencia trabajando con algunas distribuidoras y con la autodistribución, me replanteaba y cuestionaba continuamente este tema en concreto mientras rodaba y editaba el documental. Algo dentro de mí me decía que no lo moviera en festivales, pero hay mucha presión sobre tener presencia en los festivales si quieres forjarte una carrera como cineasta. ¿Qué camino coger? ¿El que se nos impone o hacerlo de otra forma?

Tales fueron mis dudas, que como buena gallega, no me paraba de hacer preguntas para tomar la mejor decisión posible. Me sentí tan abrumada que decidí hacer un curso online de distribución. Sin bien, de primeras me decepcionó el escaso y básico contenido, le supe sacar jugo al mismo leyendo entre líneas e hice un informe para analizar la situación al máximo y realizar mi estrategia de distribución. Aun así no fue suficiente y decidí realizar una consultoría de distribución. Quería la opinión de una persona experta. Quería que una persona me dijese: tienes razón, no lo mandes a festivales. En esta reunión pese a haber presentado un informe y la obra, me encontré con una opinión institucionalizada y sin perspectiva de género alguna: con ese montaje el programador ni se lo va a ver, las cosas son así, reciben muchas obras.  Según su opinión tenía que cambiar el formato o, en su defecto, cambiar la duración de la obra (¡de 50 minutos dejarlo en 20!) para optar a los festivales. En resumen, hacerlo más comercial. La duración de las obras era otro de los grandes dilemas que tenía y sobre la que se tiene también mucha presión dependiendo de la estrategia de distribución que tengas. Salí convencida de hacerle caso a esta persona pues para eso le había pagado. Me duró poco. Así que hice otra consultoría con otras personas, cuyo resultado fue acorde a mis fortalezas y debilidades: Judit, envialo a festivales de mujeres por probar, solamente retrasas tu estrategia unos meses, pero sí tienes que cobrar por tu trabajo. Mis deberes eran aprender a valorar económicamente mis creaciones. Mi curiosidad en conocer más los festivales de mujeres e reintentarlo en algunos de siempre me motivó un mínimo para empezar a mandarlo a algún festival que otro, eso sí, con gran escepticismo.

Mientras tanto, personas diversas de fuera de la industria se prestaron a ver el documental y/o el trailer y transmitirme sus opiniones. Sus críticas tenían coherencia con su punto de vista, había interés en el tema, les hacía pensar, hablaban de la densidad de la obra, pero no como un problema, más bien lo consideraban necesaria. La tendencia también era querer hacer un segundo visionado con las respectivas parejas. Noté interés en la obra tanto de personas conocidas como desconocidas que me han contactado por la red para su visionado. Una de ellas tiene mucho interés porque su hija adolescente le vino hablando de poliamor y quería tener más información. Esto me hizo pensar en que cada vez más gente joven se plantea este tipo de relaciones y que hay mucha ignorancia de los riesgos que conlleva, sobre todo para las mujeres. Afortunadamente, este documental refleja las grandes problemáticas de las relaciones, tanto monógamas como no monógamas, sobre todo en la cuestión de la violencia de género. El interés es más que latente, por no hablar de que, los medios de comunicación, tanto generalistas como especializados, tratan el poliamor en su agenda con más asiduidad.

Al mismo tiempo, tuve la suerte de que otra persona de la industria – a la que admiro y con la que comparto reivindicaciones- viese el documental. Le parecía un contenido muy interesante y de actualidad, pero el formato no era el adecuado. La misma respuesta que en mi primera consultoría. Alarmantemente idéntica: son bustos parlantes (jerga audiovisual con la que querían decir que solamente eran personas hablando, sin otro tipo de imágenes). Estaba claro que tenían razón, como creadora era mi propósito desde el inicio. Pero, ¿porqué era un problema el montaje del documental? Cómo se explica, entonces, que el documental Enséñame, pero bonito de Sara Moreno, del que yo era la única responsable del montaje tuviera tanta repercusión y visionados, además de convertirse en una referencia audiovisual sobre educación alternativa en castellano. No podía ser solamente el interés en el tema y que fuese de libre visionado, el papel del montaje, la forma de narrarla tendría que haber ayudado en algo. ¿Acaso era mi montaje un fraude? Pese a mi pasión (y obsesión) por el montaje y de que ambos documentales comparten una edición y estructuras idénticas, ¿significa que soy mala editora y que carezco de talento? Me iba a explotar la cabeza, no me podía infravalorar como en el pasado, algo seguía sin cuadrarme. Hasta que una persona muy importante para mí me dijo: Xu, los/as youtubers también son bustos parlantes y mira la de subscriptores/as que pueden llegar a tener. ¡Cuánta sabiduría encerraban estas palabras!

Las nuevas miradas del público. Y de la creación.

Aunque convivimos con las ya no tan nuevas tecnologías, ahora es cuando empezamos a observar las consecuencias que tienen en nuestra forma de narrar y en las nuevas formas de consumo audiovisual. Actualmente vivimos en ese tira y afloja entre las ventanas de distribución de la industria comercial tradicional y las nuevas. Casos recientes como el de Cuarón y Coixet dan muestra de ello. ¿Pero qué ocurre cuando haces cine independiente?

Yo nací en los ochenta y sobreviví a la época de las disqueteras, fui la creadora del primer canal del IRC de Alejandro Amenábar antes de que lo petara con The Others, me enganché a videojuegos como el Hollywood Monster o el Bloodlines y tenía mi MySpace con las notificaciones del MSN Messenger sonando de fondo. Pero también pertenezco a la última generación que recordará cómo era el mundo antes, el de las cabinas, los teléfonos fijos y los mapas en papel. Soy la generación que está entre lo analógico y lo digital, quien observa a la anterior que se resiste al cambio y a la nueva que nacen con un selfie bajo el brazo.  Admiro la belleza del primer siglo del cine pero rechazo sus tradiciones elitistas. Admiro la democratización de la imagen actual pero rechazo su consumo víctima de la tiranía de la actualidad. Estamos en el momento donde el vídeo bajo demanda es la tendencia, donde la cantidad de información nos abruma y, aunque los vídeos de marketíng tienen que ser cada vez más cortos, aumenta el consumo del largometraje documental. Estamos en la era de los/as youtubers, de los bustos parlantes. Aprovecho para hacer un inciso y decir que cada vez me gusta menos esta expresión porque deshumaniza a las personas, cuando lo que más necesitamos en la actualidad es respeto al prójimo y no discursos de odio. No subestimemos a nadie. Nunca.

Amar en libertad es un documental que ofrece la máxima información sobre el poliamor en apenas una hora de duración. Un documental que eché de menos cuando quise informarme rápidamente sobre este tema. La diferencia con los vídeos de los/as youtubers es que no es solamente una persona, sino que el macrodiscurso es creado a través de ocho personas que son expertas y referentes en el tema a tratar, o como se diría ahora, son influencers en el tema del poliamor. Donde reside la complejidad de esta obra es en la narrativa. El engranaje de este montaje es extremadamente difícil y no creo que sea perceptible a personas ajenas al oficio de editar. Quizás es un montaje de la generación entre la X y los Millenials, un montaje a caballo entre el mundo de antes sin tecnología y los nativos digitales. Creo que Enséñame, pero bonito ya demostró, con su público y con sus más de 800.000 visitas, que si interesa el tema y lo editas de una forma amena, el documental puede funcionar muy bien.

Todo esto me hace ahora reflexionar sobre si las mujeres cineastas queremos traspasar un techo de cristal en una industria con un camino ya marcado o queremos construir otros edificios desde la base. Porque internet y las tecnologías nos ofrecen otras vías alternativas a crear una industria nueva. No olvidemos, que quienes demandan más cultura son las mujeres. Nosotras consumimos más.

Desconozco qué ocurrirá con Amar en Libertad, aún tengo impulsos de subirlo libremente a la red y dejarlo a merced del público, así podría hacer lo que más me gusta: seguir creando. Termino a lo gallego: aunque la ética profesional está por encima de mis ganas de compartir este trabajo inmediatamente, la función social de este documental y su información es muy valiosa para la nueva ola que estamos viviendo.

Perdonad la espera a aquellas personas que estáis ansiosas por verlo.

Graciñas por leerme y un abrazo.


I. Una trilogía sobre el amor | Amar en Libertad

II. Un montaje de alta costura | Amar en Libertad

Para más información: http://amarenlibertad.es/

2 comentarios en “III. Un documental en la era de internet | Amar en Libertad

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